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Foto del escritorCindy Caraballo

DESARROLLA TU AMISTAD CON DIOS.

Actualizado: 26 ene 2023

Bendiciones, el día de hoy hablaremos de dos secretos que nos ayudarán a desarrollar nuestra amistad con Dios.

Versículo del día:

Proverbios 3:32. El Señor detesta a esa gente perversa; en cambio, ofrece su amistad a los justos.

Meta: Amar lo que Dios ama.

Reflexiona.

Como cualquier otra amistad, tenemos que esforzarnos por desarrollar una amistad con Dios. Y para lograr esto se requiere deseo, tiempo y energía. Si queremos tener una conexión más íntima y profunda con Dios, tenemos que aprender a compartir sinceramente nuestros sentimientos a Dios, debemos confiar en Él cuando Él nos pida que hagamos algo, aprender a interesarnos en lo que a él le interesa, y desear su amistad más que cualquiera cosa.

 

Para desarrollar una amistad con Dios necesito:


1. Debo ser sincero con Dios.


El primer paso para desarrollar nuestra amistad con Dios es la sinceridad acerca de nuestras faltas y de nuestros sentimientos. Dios no espera que seamos perfectos, pero sí insiste en que seamos sinceros. Si la perfección fuese un requisito para tener amistad con Dios, nunca seríamos capaces de ser sus amigos.

La sinceridad revela lo que hay en tu corazón.

 

Dios espera que seamos sinceros, pues él conoce todo de ti. Dios se agrada cuando vamos delante de él tal como somos sin apariencias, sin fingimiento. La sinceridad revela lo que hay en tu corazón.


En la Biblia, los amigos de Dios eran sinceros con sus sentimientos, muchas veces quejándose, dudando, acusando y arguyendo con su Creador. Dios escucha las palabras apasionadas de sus amigos.


Dios permitió que Abraham lo cuestionara y lo desafiara en cuanto a la destrucción de la ciudad de Sodoma. Abraham insistió a Dios para que no destruyera la ciudad, negociando con Dios de cincuenta justos a solo diez.

Dios también escuchó pacientemente las muchas acusaciones de injusticia, traición y abandono de David. Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias. Salmos 142:2.


Moisés, hablaba con Dios como un "amigo”. Éxodo 33:11. Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo, y después Moisés regresaba al campamento.

2. Debo obedecer a Dios en fe.

Cada vez que confías en la sabiduría de Dios y haces lo que sea que él te pide, aun cuando no lo entiendes, profundizas tu amistad con Dios. Normalmente, no pensamos que la obediencia es una característica de la amistad; eso está reservado para los padres o el jefe o para un oficial superior, no para un amigo. Sin embargo, Jesús lo dijo claro que la obediencia es una condición para ser íntimo con Dios. Él dijo, "Son mis amigos, si hacen lo que les mando."

Obedecemos a Dios, no por obligación o por temor, sino porque lo amamos y confiamos que Él sabe qué es lo mejor para nosotros. Obedecemos por amor, ¡y nuestra obediencia nos trae un gran gozo!

"Los he amado, así como el Padre me ha amado. Permanezcan en mi amor. Cuando me obedecen permanecen en mi amor, así como yo obedezco a mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que sean llenos con mi gozo. Sí, el gozo de ustedes rebosará."

La relación de Jesús con el Padre es el modelo de nuestra relación con Él. Jesús hizo todo lo que el Padre le pidió que hiciera por amor.

Dios se complace más cuando hacemos las cosas pequeñas en amor y obediencia que hacer grandes cosas de forma incorrecta. Aun a través de actos tan simples como decir la verdad, ser amable y alentar a otros, le ponemos una sonrisa al rostro de Dios. Dios valora simples actos de obediencia más que nuestras oraciones, alabanzas y ofrendas. La Biblia nos dice, "¿Qué complace más al Señor: holocaustos y sacrificios o la obediencia a su voz? Es mejor obedecer que sacrificar."

Jesús comenzó su ministerio público a la edad de 30 años, cuando fue bautizado por Juan. La Biblia nos dice lo que Jesús había estado haciendo por treinta años en secreto. Lucas 2:51: "El regresó a Nazaret con ellos, y con ellos vivió obedientemente" Jesús vivió en obediencia a sus padres.

3. Debo desear la amistad con Dios más que cualquier cosa.

David deseaba apasionadamente conocer a Dios por encima de cualquier cosa; Él tenía un deseo intenso de Dios. Él dijo, "La cosa que más busco es el privilegio de meditar en su templo, vivir en su presencia todos los días de mi vida, deleitándome en sus perfecciones incomparables y en su gloria." En otro salmo dijo, "Para mí, tu amor significa más que la vida."

Pablo fue otro hombre apasionado por la amistad con Dios. Nada le importaba más, que conocer a Dios. Era su primera prioridad, su concentración total y la máxima meta de su vida. Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte. Filipenses 3:10.


La verdad es que usted es el que escoge qué tan íntimo será con Dios. No hay nada absolutamente nada más importante que desarrollar tu amistad con Dios. Los amigos de Dios son apasionados, y así como David anhelan habitar en su presencia, a sí como Jesús, se presentan cada mañana ante él y comienzan a tener una conversación sincera. Y cada día procuran tenerlo presente en sus mentes y disfrutar de su comunión.


4. Tengo que valorar lo que Dios valora.

Los amigos se interesan en lo que es importante para la otra persona. Cuanto más se haga amigo de Dios, más le interesarán las cosas que a Él le interesan, se entristecerá de lo que le entristece y se regocijará en las cosas que le complacen.

¿Qué es lo que más le importa a Dios? La redención de Su pueblo. ¡El quiere que todos los hijos perdidos sean encontrados! Esa es la razón por la que Jesús vino a la tierra. La segunda cosa más querida por el corazón de Dios es que sus hijos compartan esta información con otros. Para ser un amigo de Dios, tiene que importarle todas las personas a su alrededor. Para ser un amigo de Dios, tiene que importarle todas las personas a su alrededor que le importan a Dios. Los amigos de Dios le hablan a sus amigos acerca de Dios.


Los amigos de Dios aman lo que Dios ama y aborrecen lo que él aborrece, los que aman a Dios no son partícipes de las cosas del mundo. Aun en su humanidad hacen lo posible para estar apartados para Dios, porque conocen aquellas cosas que entristecen a Dios, y lo último que quisieran hacer es entristecer a Dios haciendo las cosas que a él no le agradan.


Recuerda. La amistad íntima con Dios es una escogencia, no es una casualidad. Tiene que buscarla intencionalmente.


¿Por qué estás agradecido?


Gracias, por escucharme y por prestar atención a mi clamor, gracias por tu infinita bondad y gracia hacia mi vida.


Ora:


Te pido que me ayudes a amar lo que tú amas, y a aborrecer lo que tú aborreces. Ayúdame a obedecerte y a hacer tu voluntad.


Para leer el devocional anterior.


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