Bendiciones, el día de hoy hablaremos de como podemos ser amigos de Dios.
Versículo del día:
Santiago 4:8. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes.
Meta: Procura ser un amigo íntimo de Dios.
Reflexiona.
Dios es nuestro Padre, es nuestro Consolador, nuestro Abogado, nuestro Juez, nuestro Maestro, nuestro Salvador y mucho más, pero hoy Dios quiere ser nuestro amigo.
Al principio, en el Edén, Adán disfrutaba de una intimidad profunda con Dios. Podía ir a su presencia cuando quisiera, e incluso podía ser él mismo delante de él, sin rituales, sin protocolo, solo era una relación sencilla y cariñosa. No había intermediarios, solo estaban el hombre y Dios. Cara a cara, era algo hermoso. Dios se deleitaba en su creación y el hombre en Dios. Dios nos creó para vivir en su presencia continuamente; pero después de la caída, esa relación ideal se estropeó.
En la biblia encontramos solo unas pocas personas que fueron consideradas amigos de Dios. De Moisés y de Abraham se nos dice que se les llamó amigos de Dios. De David se nos dice que tenía el corazón conforme al de Dios. De Job, Enoc y Noé se nos dice que tenían una íntima relación de amistad con Dios.
En el Antiguo Testamento, el temor de Dios predominaba más que la amistad. Pero Jesús, al pagar por nuestros pecados en la cruz, el velo que simbolizaba nuestra separación de Dios se rasgó de arriba a abajo, como señal de que el acceso directo a Dios estaba nuevamente abierto.
Antes solo el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo, y solo en el día de la expiación, y solo podía mantenerse con vida al otro lado del velo, era por medio del rocío en el velo de la sangre de su sustituto. Es decir, que el velo representaba la separación del hombre a la presencia de Dios. Pero ahora, podemos acercarnos sin temor. Hoy podemos libremente acercarnos al Padre, sin necesidad de hacer más sacrificios, porque Jesús, se entregó como el sacrificio perfecto una vez y para siempre. Y nos dio acceso al padre a través de su muerte en la cruz.
La amistad con Dios solo es posible por su gracia y el sacrificio de Jesús. 2 Corintios 5:18 Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él.
Juan 15:15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. Aquí la palabra amigo hace referencia no a un conocido ocasional, sino a un a una relación estrecha y de confianza, a un amigo íntimo. Dios quiere ser mi amigo íntimo, aunque resulte difícil de entender, Dios no quiere solo que lo trates como Señor, sino como tu padre, sino también como tu amigo de estrecha confianza.
Dios anhela intensamente que lo conozcas íntimamente. La biblia dice: Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes Santiago 4:8.
Hoy veremos 2 secretos que nos llevarán a ser los mejores amigos de Dios
Mediante un diálogo constante.
La amistad con Dios se cultiva cuando compartimos todas nuestras vivencias con él. Es muy importante una vida devocional, pero también Dios quiere ser incluido en cada actividad de tu vida, ya sea una conversación, en nuestros pensamientos, y hasta en nuestros problemas. La biblia dice Oren sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17.
Yo conocí a una persona que me daba clases de física, y ella nos contaba que como ella no podía pasar mucho tiempo con su madre, porque daba clases, en su tiempo libre, mientras que la mayor parte del tiempo trabajaba como cirujana. Cuando llegaba a casa, lo primero que hacía era contarle todo su día a su madre, desde que se levantaba hasta cuando llegaba a casa. Y ella decía que su madre hacía lo mismo. Entonces, ella nos explicó que esa conversación la hacía sentir más cerca de su madre. No importaba que lo que le hubiera pasado fuera considerado algo trivial, sin importancia, su madre la escuchaba y ella a su madre. Y esto me hace pensar que cuando nosotros queremos ser intencionales en nuestras relaciones, podremos desarrollar una comunión constante.
Así mismo es con Dios. Debemos ser intencionales, Dios siempre está a tu lado, él escucha lo que tú escuchas, él puede ver lo que tú ves, el puede saber lo que estás pensando y aun así, muchas veces, no somos conscientes de que Dios está a nuestro alrededor. Dios vive dentro de ti, entonces, siempre puedes mantener esa conversación constante con él, no tienes que esperar llegar a tu casa para hablar con él. Puedes hacerlo en todo momento.
Orar cuando estamos a solas solo es una pequeña porción de nuestro tiempo.
Puedes conversar con Dios, cuando haces la compra, cuando haces los deberes, cuando estás limpiando tu casa, o cuidando los niños, incluso en el trabajo. Para hablar con Dios no necesariamente tenemos que estar aislados del mundo, en nuestra habitación o en una montaña. Orar cuando estamos a solas solo es una pequeña porción de nuestro tiempo. Todo lo que hacemos puede ser tiempo que pasamos con Dios si lo invitamos a acompañarnos y somos conscientes de su presencia.
Alguien dijo: la clave para una amistad con Dios no es cambiar lo que uno hace, sino cambiar la actitud de uno al hacerlo. Lo que normalmente haces para ti comienza a hacerlo para Dios, ya sea, cocinar, comer, bañarse, descansar, o sacar la basura.
Otra cosa muy importante para mantener una conversación con Dios es que al orar debemos ser lo más sencillo y específico posible. Porque muchas veces, los discursos largos pueden distraernos. Hay personas que oran con la palabra frases cortas: No tengo temor, porque tú estás conmigo; Tú eres mi esperanza; Tú eres mi pastor, nada me falta. Tú nunca me abandonarás. Puedes usar afirmaciones cortas: Acepto tu gracia, Tú estás conmigo, quiero conocerte.
Procuremos ser conscientes de la presencia de Dios, desarrollando un hábito de pensar continuamente en Dios, recuerda que Dios está contigo.
2- Mediante la meditación continua.
Otra forma de afirmar tu relación con Dios es pensar en su palabra día y noche.
Salmos 1 dice: qué bienaventurado es el hombre que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Los compara como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen.
Dios le dijo a Josué: Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Josué 1:8.
Medita en su palabra día y noche.
Es imposible ser amigos de Dios si no sabemos lo que él dice. No podemos amar a Dios si no lo conocemos, y no podemos conocerlo si no conocemos su palabra. Sabemos que no podemos durar todo el día estudiando la palabra, pero sí podemos memorizar las promesas de Dios. Puedes leer un versículo que te acerque más a Dios y meditar en él durante el día.
Dios consideraba a Job y a David sus amigos porque valoraban su palabra por encima de todas las cosas y pensaban en ella continuamente. Dios le revelaba sus secretos a sus amigos, mientras que al pueblo les mostraba sus obras.
Debemos desarrollar la práctica de meditar en la palabra, cuando leas la biblia no puedes solo leerla por encima, porque estarías leyendo un libro más. Cuando leemos las escrituras debemos pedirle al Señor que nos dé la revelación de su palabra, luego debemos tomar un tiempo para escribir aquellas cosas que Dios ha hablado a tu corazón y después debemos reflexionar acerca de lo que Dios nos ha dicho. Cuando nos detenemos a reflexionar en la palabra encontraremos cosas que nunca antes habíamos visto, y veremos cosas que otros pasan por alto. Si haces esto de un hábito constante, estarás más cerca de conocer los secretos de Dios por medio de su palabra.
¿Por qué estás agradecido?
Señor, gracias, porque por amor de mí has entregado tu vida en sacrificio para que hoy pueda acercarme a Dios. Gracias por considerarme tu amiga.
Ora:
Padre, te pido que me ayudes a ser consciente de tu presencia. Te pido perdón si en mi vida no te he tenido presente. Te pido que a partir de hoy me ayudes a ser intencional en mi relación contigo.
Para leer el devocional anterior.
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