Bendiciones, el día de hoy hablaremos de un tema que nos ayudará mucho a entender la forma en la que Dios trabaja.
Versículo del día:
Isaías 8:17. El Señor ha escondido su rostro del pueblo de Jacob, pero yo esperaré en él, pues en él tengo puesta mi esperanza.
Meta: Mantén tu confianza en Dios aunque no lo sientas.
Reflexiona.
A menudo las amistades son probadas por la separación y el silencio. En el caso de nuestra relación con Dios, no siempre nos sentimos cercanos a él. Para madurar nuestra amistad, Dios la pondrá aprueba con periodos de aparente separación; momentos en los que sentiremos que nos abandonó o nos olvidó.
David con frecuencia se quejaba de la aparente ausencia de Dios. Esos momentos de silencio no son muy agradables, pero si tu permites que el proceso te enseñe, aprenderás a confiar más en Dios, conocerás su carácter, su fidelidad y tanto tu fe como tu dependencia en Dios se desarrollará de una manera sorprendente. Porque Dios nunca se hará sentir ausente sin antes haberte dado una dirección.
Hay momentos en los que Dios nos deja solos, para que nos desarrollemos, y dependamos de él. Y hay momentos, donde la soledad tiene que tocar tu puerta, porque si Dios hace todo lo que te corresponde a ti nunca crecerás. He aprendido que Dios pelea con nosotros, y otras veces, él te deja solo para que tu superes esa prueba porque él quiere que adquieras madurez, experiencia y que demuestres todo lo que Dios te ha estado enseñando.
Dios nunca había dejado a David, así como no te dejará a ti: Ha prometido varias veces: Nunca te dejaré ni te abandonaré. Pero Dios no te promete: Siempre sentirás mi presencia.
La ausencia de Dios en nuestras vidas es una parte normal de la prueba y la maduración de nuestra amistad con Dios. Es dolorosa y desconcertante, pero es absolutamente vital para el desarrollo de la fe. Job no perdió la esperanza cuando no sentía la presencia de Dios en su vida porque tenia esa certeza. Job 23: 8-10.
Cuando Dios parece distante, puedes sentir que él esta enojado contigo o que te esta disciplinando por algún pecado que has cometido. Y la verdad es que el pecado puede alejarnos de Dios. Entristecemos al Espíritu Santo y apagamos nuestra comunión cuando desobedecemos, cuando nos preocupamos de más, cuando somos conflictivos... Pero ese sentimiento de abandono y distanciamiento de Dios no suele tener nada que ver con el pecado. Es una prueba de fe, una que todos tenemos que enfrentar. ¿Seguirás amando, confiando, obedeciendo y adorando a Dios aunque no sientas su presencia, ni veas la mano de Dios en tu vida?
Muchos cristianos no buscan a Dios, buscan una experiencia, buscan un sentimiento, y cuando lo obtienen ya piensan que han adorado a Dios. Dios suele retirar nuestros sentimientos para que no dependas de ellos. La adoración no es la búsqueda de un sentimiento, incluso si se trata de uno de intimidad con Dios.
La omnipresencia de Dios y la manifestación de su presencia son dos cosas distintas. Una es un hecho; la otra es un sentimiento. Dios está presente, aunque no estemos conscientes de él; su presencia es demasiado profunda para medirla con meras emociones.
Dios quiere que sientas su presencia, pero prefiere que confíes en él aunque no lo sientas. Cuando tu vida se derrumba y no puedes escuchar a Dios, es cuando tu fe será probada como en el caso de Job. En los momentos más difíciles, y cuando su voz parecía distante, Job se mantuvo confiando. El señor ha dado, el señor ha quitado. Bendito sea el nombre del Señor.
1. Cuéntale a Dios como te sientes exactamente.
Derrama tu corazón a Dios. Descarga todas tus emociones y sentimientos. Job lo hizo cuando dijo: ¡No guardaré silencio! Estoy enojado y amargado ¡Tengo que hablar! Cuando parecía distante Job añoraba los días en los que Dios mostraba su amor y su bondad a su familia y cuando él disfrutaba de la comunión con Dios. ¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad!
Reconocer tu desesperanza ante Dios puede ser una afirmación de fe. Es posible confiar en Dios y sentirse afligido al mismo tiempo. David escribió: Aunque me encuentro muy afligido, sigo creyendo en Dios. David creía en Dios, él tenia la fe de que Dios escuchaba su oración y él sabia que Dios le permitiría decir lo que sentía y lo seguiría amando.
2. Concéntrate en quien es Dios, en su naturaleza inmutable.
Debemos recordar las verdades eternas del Señor. Él es bueno, me ama, siempre está conmigo, sabe lo que me pasa, se interesa por mi, tiene planes para mi vida. Cuando la vida de Job se desmoronó y Dios mantuvo silencio. Job todavía encontró motivos para adorarle.
3. Confía en que Dios cumplirá su promesa.
Durante las épocas de sequía espiritual debemos depender pacientemente de las promesas de Dios y no de nuestras emociones, debemos reconocer que nos está conduciendo a un grado más profundo de madurez.
El carácter de Dios no cambia con las circunstancias, él sigue siendo fiel, paciente, amoroso, aunque tu no lo sientas el esta a tu lado.
Job pudo mantenerse firme, porque confió en las palabras de Dios, cuando ya no hay esperanza, cuando nada parece ir a mejor, confía en la palabra que Dios te ha dado, porque está será tu consuelo, tu sostén, tu fortaleza, será la que te mantendrá porque a veces no tenemos nada solo una palabra de Dios, así que camina en base a la palabra y verás como Dios en su tiempo actuará a favor de ti.
Gracias a que confiaba en la palabra Job pudo mantenerse fiel, aunque nada parecía tener sentido. Su fe era fuerte en medio del dolor. Dios podrá matarme, pero todavía confiaré en él. Adoras a Dios de manera profunda cuando mantienes tu confianza en él a pesar de que sientas que el te ha abandonado.
4. Recuerda lo que él hizo por ti.
Aunque Dios nunca hubiera hecho algo por ti, aun así merecía tu continua alabanza durante el resto de tu vida por lo que Jesús hizo en la cruz. Jesús dio todo de sí para que tuvieras todo. Murió a fin de que pudieras vivir para siempre. Eso ya es suficiente para merecer tu gratitud y alabanza continua. Tenemos motivos suficientes para adorar a Dios en medio de la prueba.
Recuerda. Aunque te sientas solo, Dios siempre está presente.
¿Por qué estás agradecido?
Gracias Señor, porque siempre me ayudas a crecer. Padre gracias, porque tu siempre estas conmigo incluso en los momentos más inciertos y silenciosos de mi vida.
Ora: Padre te pido que en los momentos en los que no siento tu presencia yo pueda estar confiada en tu palabra. Ayúdame a depender más de ti.
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