Bendiciones, el día de hoy hablaremos de cinco maneras en las que podemos hacer sonreír a Dios.
Versículo del día:
Génesis 6: 22.
"Entonces Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado".
Meta: Hacer sonreír a Dios con mi actitud de obediencia.
Reflexiona.
Muchos conocemos la historia de Noé. La biblia nos enseña que los hombres habían corrompido la tierra, solo buscaban su propio beneficio, hacían cosas que no agradaban ni respetaban al Señor. Génesis 6:5. "El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo. Pero dice la palabra en el verso 9. Noé era un hombre justo, la única persona intachable que vivía en la tierra en ese tiempo, y anduvo en íntima comunión con Dios". Noé fue un hombre que agradó a Dios con su vida en todo el sentido. Dios lo consideró justo. Un hombre corriente como nosotros, alejado del mal, consagrado para Dios, mientras los demás pecaban y hacían lo malo ante los ojos de Dios, Noé practicaba la justicia, era ecuánime, estaba sujeto a Dios y tenía una comunión con Dios y era amigo de Dios. Dios se preocupó en guardar a Noé, porque era justo, porque era apartado del mal. Salmos 37:28. "Pues el SEÑOR ama la justicia y nunca abandonará a los justos. Los mantendrá a salvo para siempre, pero los hijos de los perversos morirán".
"Entonces, como Dios vió que toda la humanidad no cambiaba, y que su maldad era demasiada. Dijo: lamentó haber creado al ser humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón. Entonces el Señor dijo: «Borraré de la faz de la tierra a esta raza humana que he creado. Así es, y destruiré a todo ser viviente: a todos los seres humanos, a los animales grandes, a los animales pequeños que corren por el suelo y aun a las aves del cielo. Lamento haberlos creado". Génesis 6:6-7.
Dios se decepcionó del hombre, Dios quiso en ese momento nunca habernos creado. Nosotros en un principio fuimos hechos para darle placer a Dios, para agradarlo, pero ahora, Dios quería eliminarnos de la faz de la tierra. Noé fue hallado justo ante los ojos de Dios. El único entre todos los hombres que honró a Dios fue Noé, no habla de su familia, pero creemos que Noé fue ejemplo para ellos, dio testimonio de que amaba a Dios.
Génesis 7:1. "Cuando todo estuvo preparado, el Señor le dijo a Noé: «Entra en el barco con toda tu familia, porque puedo ver que, entre todas las personas de la tierra, solo tú eres justo". Dios tuvo misericordia con la familia de Noé, Dios amaba a toda la humanidad, pero Dios nunca apoyó su pecado. Y sabemos que antes del diluvio Dios le dio la oportunidad de arrepentirse, pero los hombres, vivían tan concentrados en sus cosas, que no se detuvieron a reflexionar en cómo estaban viviendo sus vidas.
A través de su historia hoy conoceremos 5 actos de adoración que hacen sonreír a Dios.
1- Dios sonríe cuando lo amamos por encima de todo.
Noé amó más a Dios que a nada en el mundo, incluso cuando nadie más lo amaba. Lo que Dios más desea es tener una relación de amor contigo. La verdad más asombrosa del universo es que nuestro Creador quiere estar en comunión con nosotros. Dios nos creó para amarnos, y anhela que nosotros también lo amemos.
Fuiste creado para ser amado. Muchas personas viven su vida creyendo que nadie los ama. Pero la verdad es que Dios te creó para amarte, para que te relaciones con él. La voluntad, el deseo de Dios es que estemos cerca de él, por eso por medio de su hijo nos reconcilió. "Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo. Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios". Romanos 5:10-11.
Dios no te quiere lejos, al contrario, él te quiere cerca. Antes, el hombre caminaba con Dios, en él jardín, podía escucharlo, podía verlo. La relación de Dios y el hombre era profunda, ni la belleza del jardín, ni nada de lo creado podía cambiar el amor que tenía Adán para con Dios, ni Dios con el hombre. Dios no nos necesita para vivir, pero nos creó para que él tuviera a alguien a quien cuidar, a quien amar, Dios es nuestro padre, un padre cariñoso, cuidadoso y hasta celoso con sus hijos.
Dios te ama de todo corazón y desea, en reciprocidad, que tú también lo ames de todo corazón. Como el anhelo de Dios es que lo conozcamos y pasemos tiempo con él, aprender a amarlo y ser amado por él debería ser el mayor objetivo de nuestra vida. No hay otra cosa que tenga tanta importancia. Mateo 22:37. Dice: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.
2- Dios sonríe cuando confiamos en él completamente.
Lo segundo que hizo Noé que agradó a Dios fue confiar en él, incluso cuando parecía sin sentido. Noé confió en Dios, aunque los demás no le daban la razón, aunque hacía algo que iba en contra de la naturaleza. Noé tenía una relación tan íntima, con él, que Dios le reveló sus planes. Salmos 103:7. “Dio a conocer sus caminos a Moisés; reveló sus obras al pueblo de Israel”. Así como a Moisés, como a Noé, cuando somos amigos de Dios, él nos revelará sus secretos. Dios confiaba en Noé, y había puesto una responsabilidad muy grande sobre sus hombros.
Dios le confió una tarea muy grande, y Noé la cumplió, e hizo Noé todo lo que Dios le dijo, sin dudar, sin reclamar. Dios le mostró su plan de que la tierra sería destruida con agua. Noé podía pensar en 3 cosas que lo podrían hacer dudar. 1. Noé no conocía la lluvia porque antes del diluvio Dios regaba la tierra del suelo hacia arriba. La gente nunca había visto un arcoíris. 2. Noé vivía muy lejos del océano más cercano. Sí, construye el barco, como iba a trasladarlo? 3. ¿Cómo iba a reunir a todos esos animales?, era mucho trabajo cuidar de ellos. Pero Noé fue obediente. Génesis 6: 22. "Entonces Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado".
3- Dios sonríe cuando lo obedecemos de todo corazón.
Para que él arca no se hundiera, fuese destruida por las olas, o aguantará todo el peso de los animales. Todo tenía que ser hecho de acuerdo a cómo Dios lo prescribió. Dios no dijo, "Noé, constrúyete cualquier barco que te plazca." Él le dio instrucciones muy detalladas acerca del tamaño, la forma y los materiales. "Construye un gran barco de madera de ciprés y recúbrelo con brea por dentro y por fuera para que no le entre agua. Luego construye pisos y establos por todo su interior. Haz el barco de ciento treinta y ocho metros de longitud, veintitrés metros de anchura y catorce metros de altura. Deja una abertura de cuarenta y seis centímetros por debajo del techo, alrededor de todo el barco. Pon la puerta en uno de los costados y construye tres pisos dentro del barco: inferior, medio y superior".
Génesis 6:14-16.
Así como también el número de animales que debían de ser traídos a bordo. "Mete en el barco junto contigo a una pareja—macho y hembra—de cada especie animal a fin de mantenerlos vivos durante el diluvio. Una pareja de cada especie de ave, de animal, y de animal pequeño que corre por el suelo vendrá a ti para mantenerse con vida".
Génesis 6:19-20.
La obediencia de todo corazón es hecha gozosamente, con entusiasmo.
La Biblia nos dice cómo Noé respondió: "Entonces Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado". Él obedeció a Dios de todo corazón. Esto significa hacer lo que Dios dice sin reservas y sin vacilación. Todo padre de familia sabe que la obediencia retardada es en realidad una desobediencia.
Muy a menudo tratamos de ofrecerle a Dios una obediencia parcial. Queremos escoger arbitrariamente los mandamientos que vamos a obedecer. Hacemos una lista de los mandamientos que nos gustan y esos son los que obedecemos, mientras que ignoramos los que son irrazonables, dificultosos, costosos o los no muy populares. Asistiré a la iglesia pero no diezmaré. Leeré mi Biblia, pero no perdonaré a la persona que me hiera. Sin embargo, la obediencia parcial es desobediencia.
La obediencia de todo corazón es hecha gozosamente, con entusiasmo. Santiago, hablándole a cristianos, dijo, "Complacemos a Dios con lo que hacemos, no sólo con lo que creemos." Santiago 2:24.
Cualquier acto de obediencia es también un acto de adoración. ¿Por qué la obediencia complace tanto a Dios? Porque prueba que usted realmente lo ama. "Si me aman, obedecerán mis mandamientos."
Juan 14:15.
4- Dios sonríe cuando lo alabamos y le manifestamos una gratitud continua.
Nosotros nos sentimos bien cuando recibimos la alabanza y la apreciación que vienen de lo más profundo del corazón de alguien. Dios también sonríe cuando le expresamos nuestra adoración y nuestra gratitud.
La vida de Noé le trajo placer a Dios porque él vivió con un corazón que alababa y daba gracias a Dios. El primer acto de Noé después de sobrevivir el diluvio fue expresar agradecimiento a Dios al ofrecerle un sacrificio. La Biblia dice, "Entonces Noé edificó un altar al Señor... y sacrificó un holocausto en él". Génesis 8:20.
Debido al sacrificio de Jesús, no ofrecemos sacrificios de animales como Noé lo hizo. En su lugar, se nos dice que ofrezcamos a Dios "el sacrificio de alabanza" Hebreos 13:15. Y "el sacrificio de acción, de gracias." Salmos 116:17. Alabamos a Dios por lo que es y le damos gracias a Dios por lo que ha hecho.
La adoración opera recíprocamente. Cuando le damos deleite a Dios, él se regocija y nuestros propios corazones se llenan de gozo.
5- Dios sonríe cuando usamos nuestras habilidades.
Es posible que sientas que el único momento en que Dios está complacido contigo es cuando estás haciendo actividades "espirituales" como leer la Biblia, asistir a la iglesia, orar o compartir su fe. Y puede que pienses que Dios está desinteresado en las otras partes de tu vida. La realidad es que a Dios le deleita observar cada detalle de tu vida, ya sea que estés trabajando, jugando, descansando o comiendo.
La Biblia nos dice, "El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en cada detalle de su vida." Salmos 37:23.
Toda actividad humana, excepto el pecado, puede ser hecha para el placer de Dios si lo haces con una actitud de alabanza. Puedes lavar trastes, reparar máquinas, sembrar una cosecha y criar una familia para la gloria de Dios.
Como todo padre orgulloso, Dios especialmente disfruta vernos usar los talentos y habilidades que nos dio. Dios nos dotó a todos intencionalmente diferentes para su deleite.
No podemos glorificar a Dios ni agradar a Dios cuando escondemos nuestras habilidades o cuando tratamos de ser otra persona. Solo puedes agradar a Dios cuando eres tú mismo. Cada vez que rechazas cualquier parte de ti mismo, rechazas la sabiduría y la soberanía de Dios al crearte.
Cada acto de deleite se convierte en un acto de adoración cuando le das gracias a Dios por ello.
Los padres no exigen que sus hijos sean perfectos, ni siquiera maduros, para que los disfruten. De la misma manera, Dios no espera que lleguemos a la madurez para comenzar a amarnos. Él nos ama y disfruta en todas las etapas de nuestro desarrollo espiritual.
Recuerda. Hacer sonreír a Dios debe ser la meta de nuestra vida.
¿Por qué estás agradecido?
Gracias, por amarme como soy, por diseñarme a tu imagen. Padre, hoy te agradezco por haberme creado para tu deleite. Gracias porque no esperas que sea perfecta para amarme, pues sabes que somos humanos.
Ora:
Padre, te pido que todo acto que haga en mi día sea para agradarte. Que en este día pueda deleitarme en tu amor y grandeza, que cada día pueda llegar a desarrollar esa relación de amistad contigo, así como lo hizo Noé, que yo pueda obedecerte y hacer todo para tu gloria.
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