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Foto del escritorCindy Caraballo

LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE.

Bendiciones, el día de hoy estaremos hablando acerca de lo que producen nuestras palabras, de cómo guardar nuestra mente y corazón.


Versículo del día:


Mateo 15:11. No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.


Meta: Comienza a guardar tu corazón y pensar en todo lo bueno.


Reflexiona.


En el libro de Mateo 15 encontramos un episodio que nos refleja mucha luz acerca del tema que hoy vamos a tratar. Dice la biblia que los fariseos, y los maestros de la ley, fueron a ver a Jesús en Jerusalén y le dijeron: ¿Por qué tus discípulos desobedecen nuestra antigua tradición?—le preguntaron—. No respetan la ceremonia de lavarse las manos antes de comer. Jesús les respondió: ¿Y por qué ustedes, por sus tradiciones, violan los mandamientos directos de Dios? Aquí los fariseos fueron una vez más ante Jesús para recordarles las leyes y costumbres que según ellos todos debían cumplir, pero que los discípulos de Jesús no hacían.


Jesús, como vio las intenciones de los fariseos, también los confronta acerca de los actos de desobediencia que ellos hacían, porque los fariseos y maestros de la ley imponían leyes, como lavarse las manos antes de comer, mientras inventaban excusas para no cumplir con las leyes de Dios cómo honrar a sus padres. Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre” y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir” Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”.


De esta manera, ustedes afirman que no hay necesidad de honrar a los padres; y entonces anulan la palabra de Dios por el bien de su propia tradición. ¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración es una farsa porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”


Jesús reprendió a los fariseos y a los maestros de la ley porque ellos creían que tenían autoridad para crear leyes humanas e imponerlas como si fuera mandato del mismo Dios. Además, solo cumplían las leyes a su conveniencia. Así hay muchas personas hoy en día que usan la palabra para su conveniencia y condenan a todo aquel que no hace lo mismo que ellos. Jesús quería que entendieran algo importante, así que llamó a la multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen—les dijo—, y traten de entender. Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».


Más adelante Pedro le dijo a Jesús: —Explícanos la parábola que dice que la gente no se contamina por lo que come. —¿Todavía no lo entienden?—preguntó Jesús—. Todo lo que comen pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca, pero las palabras que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina. Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará.


La versión TLA dice: Lo que los hace impuros delante de Dios no es la comida que entra por su boca. Lo que los hace impuros son los insultos y las malas palabras que dicen. Es decir, que nunca se trató de la comida, sino de las palabras que salían de sus bocas. Hay que tener mucho cuidado con lo que decimos, otra vez podemos ver que nuestras palabras son el reflejo de lo que hay en nuestro corazón. Hay muchas personas que son aparentemente buenos, son personas rectas, incluso son considerados como los más santos, por sus buenas acciones, por su comportamiento, por su vestimenta, entre otras cosas que reflejan cómo son ellos por fuera, pero lo que realmente tiene valor es como está su corazón, si tu corazón está lleno de mentiras, hablarás desde la mentira, si en tu corazón hay malas intenciones, por más que lo quieras camuflar tus palabras revelarán lo que hay dentro de ti.


Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. La TLA dice: Pero si la gente dice cosas malas, es porque es mala y siempre está pensando en lo malo: en cómo matar, en cómo ser infieles, en el matrimonio, en cómo hacer cosas indecentes, o en cómo robar, o insultar a otras personas, y mentir.


Es decir, que cuando Jesús habla acerca del corazón, está hablando de la mente, no es la primera vez que en la biblia hace una relación entre la mente y el alma, es decir, el corazón. Por ejemplo, en Proverbios 4:23. Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida. En otras traducciones este pasaje nos dice: Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida. Nosotros somos el producto de lo que pensamos. Entonces, nuestra mente es aquella que guarda todos esos malos pensamientos. Si en nuestra mente se aloja la mentira, nuestras acciones estarán direccionadas desde la mentira. Nosotros somos aquello que pensamos, somos un reflejo de aquello que hay en nuestro corazón, (nuestra mente). Es decir, si nosotros decimos cosas malas, si pronunciamos palabras de maldiciones, palabras desviadas, es porque ya estaba en nuestra mente.


Somos el producto de lo que pensamos.

 

Cuando nosotros tenemos un mal pensamiento y no lo desechamos, y pasa a nuestro corazón, este pensamiento se convertirá en una acción, ya sea por medio de nuestras palabras, o por medio de nuestros otros sentidos. Ejemplo: si una persona ha pensado en robar, y no desecha ese pensamiento, y deja que llegue a su corazón, esa persona, con sus manos, lo convertirá en una acción, y terminará cometiendo un robo.


Y así con todas las cosas, por ejemplo, el adulterio: cuando nos llega un pensamiento sobre una persona y dejamos que esos malos pensamientos lleguen a nuestro corazón, tarde o temprano terminaremos cometiendo un acto de adulterio, porque no desechamos ese mal pensamiento. Jesús dijo que con solo mirar a una mujer para codiciarla, ya está adulterando con ella en su corazón. Es decir, que si nosotros no guardamos nuestro corazón, estaremos cometiendo pecados delante de Dios con el simple hecho de almacenar esos pensamientos ilícitos en nuestra mente y nuestro corazón.


Esas cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará. Así que debemos guardar nuestro corazón (nuestra mente) porque este determina nuestras acciones. Así que debemos cuidar nuestro corazón, para que todo lo que salga de nuestra boca sea puro, bueno, y honesto. Nunca se trató de lo que las personas comían o dejaban de comer, lavarse las manos o no, sino que es aquello que sale de nuestra boca lo que nos contamina.


Filipenses 4:8. Dice: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Si queremos que nuestras palabras sean honestas, debemos pensar en todo lo honesto, nuestras palabras son el fruto de nuestros pensamientos.


Ora:


Gracias, Señor, por enseñarme e instruirme en tu palabra, te pido que me ayudes a guardar mi mente, ayúdame a guardar mi corazón.


Agradece

¿Por qué estás agradecido?


Gracias Dios, porque el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.


Para leer el devocional anterior.


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