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Foto del escritorCindy Caraballo

LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO.

Actualizado: 11 dic 2022

Bendiciones, el día de hoy hablaremos acerca de la promesa del Espíritu Santo.

Versículo del día:

Juan 14:16-17. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:.

Meta: Ser guiados por el Espíritu Santo.

Reflexiona.

La biblia en el libro de Juan nos habla acerca de la persona del Espíritu Santo. Jesús se refirió al Espíritu Santo como el Consolador. La palabra consolador significa consejero, ayudador, intercesor, defensor, fortalecedor. El Espíritu Santo, aunque se manifiesta como fuego, como paloma, como viento, entre otras, no es una manifestación. No es una paloma, no es un viento, no es fuego, tampoco es una energía o corriente que sentimos. Es una persona como tú y como yo, con personalidad y con voluntad.


Está más que demostrado que Jesús, cuando habla acerca de él, se refiere a una persona. Una paloma no puede consolar, un viento no puede interceder, un fuego no puede defendernos. Así que claramente al Espíritu Santo se le atribuyen acciones humanas porque es una persona. Aunque él aparece como la tercera persona de la trinidad, no significa que él tenga menos poder, o que tenga menos personalidad que el Padre o que el Hijo. El padre, el Hijo y el Espíritu Santo son totalmente uno, lo único que Dios ha querido manifestarse en tres personas diferentes. Los tres tienen un propósito distinto, los tres son Dios y los tres se han manifestado al mundo en tiempo y en formas distintas.


En Juan 14:1-3. Jesús le dice a sus discípulos. No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy. Jesús iba a preparar un lugar, para que podamos hablar juntamente con él. Ya se estaba acercando la hora de Jesús ser entregado y morir en la cruz por manos de los fariseos y los maestros de la ley. Pero como él mismo dijo, nadie me quita la vida, sino que yo la entrego. Jesús estaba cerca de cumplir su propósito más grande en la tierra.


En Juan 16:5. Dice. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Jesús, como todo lo conoce, todo lo sabe pudo discernir que los discípulos estaban un poco tristes, porque ya sabían que se acercaba su hora y que ya no estaría con ellos. Y sabían que se acercaban momentos difíciles, serían perseguidos, ya no tendrían a Jesús para defenderlos de los fariseos, pero Jesús aun de eso se preocupó. Jesús dijo en Juan 14:18. No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes.


Jesús les da una noticia que ellos no esperaban. En Juan 14:16. Les dijo: Yo le pediré al Padre, y él les enviará otro Abogado defensor, quien estará con ustedes para siempre. Y esa persona es el Espíritu Santo de Dios quien los guiará a toda verdad. Jesús les estaba dando una promesa. Jesús ya les había dicho que siempre estaría con ellos hasta el fin. Pero además de eso, les enviaría a una persona que siempre estaría con ellos para ayudarlos.


Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13.) ¡Qué hermoso es Dios! ¡Qué afortunados somos de tener a una persona que nos guíe a toda verdad! El propósito del Espíritu Santo es guiarnos a la verdad. ¿Y quién es la verdad? La verdad es Cristo. El Espíritu nos guiará a Jesús y Jesús es el camino que lleva al Padre. ¡Qué bueno es tener una persona que esté contigo en todo momento! Un consolador que te consuele cuando estés angustiado, que te fortalezca cuando estés cansado, que te anime cuando estás sin ánimo, que te defienda y te ayude cuando lo necesites. El espíritu Santo está aquí ahora, para ser todo eso y más.


Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (Hechos 2.1-4). En el libro de los hechos la promesa del Espíritu Santo se cumplió. Él es la promesa que los apóstoles esperaron en el aposento alto. Pero hoy tú lo puedes recibir aquí y ahora. Ya él está aquí con nosotros, hoy puedes recibir esta promesa. Solo tienes que pedirlo. Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11:33).


Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán. Dado que yo vivo, ustedes también vivirán. Cuando yo vuelva a la vida, ustedes sabrán que estoy en mi Padre y que ustedes están en mí, y yo, en ustedes. (Juan 14:19). Jesús pronto ascendería al cielo a la derecha de Dios. Y dejaría con nosotros a la persona del Espíritu Santo. Jesús estaba diciendo, cuando todas las cosas que han de cumplirse se manifiesten, conocerán que el Padre y yo somos uno. Yo estoy en ustedes y ustedes en mí. Es decir, que Dios estaría en nosotros por medio de su Espíritu, aunque Jesús estaría a la derecha de Dios, su Espíritu viviría y moraría dentro de nosotros.


Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. (Juan 16: 7:8). Para que Dios enviara la promesa, él debería ascender a los cielos, porque si él está aquí, él no lo puede enviar. Si Jesús siguiera en este tiempo aquí con nosotros, no hubiese tenido la efectividad que tiene el Espíritu Santo ahora. Es decir, Jesús es Dios y puede hacer todas las cosas, pero Jesús tenía el propósito de venir y morir por nosotros, librarnos de la condenación del pecado, de abrirnos el camino para acercarnos a Dios. Y el Espíritu Santo, además de sus otros propósitos, fue enviado para consolar, para ser nuestro segundo abogado, el Espíritu ya no solo descendería sobre nosotros un momento como en la antigüedad, sino que ahora viviría en nosotros. Porque a nosotros se nos ha concedido la gracia de ser la morada, el templo donde pueda habitar su Espíritu. Jesús como hombre no podría morar dentro de nosotros, esto nos da a entender que el Espíritu Santo, al ser el Espíritu de Dios, tendría la facilidad de morar en un cuerpo físico.


Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre. Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce; pero ustedes sí lo conocen, porque ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes. (Juan 14:16-17).


Nuestro abogado defensor estará con nosotros para siempre, y nos guiará a toda verdad. Esta es la promesa que hemos recibido de Jesús. Nunca estaremos solos porque el Espíritu siempre estará con nosotros. Él vive en nosotros y estará con nosotros siempre. Es decir, que tu cuerpo no te pertenece a ti. No puedes hacer lo que quieras con él. No puedes descuidarlo, porque nuestro cuerpo es la casa en la que Dios ha querido habitar y por eso la debemos cuidar. Nadie se siente a gusto en una casa descuidada, en una casa llena de polvo, con telarañas y llena de desorden, o en esa habitación dónde guardamos todo lo que no queremos, todo lo que no vamos a usar. Como dice mi tío, todos esos cachivaches. En mi casa le decíamos el cuártico, todo lo que no se iba a usar lo dejábamos ahí.


Hoy te invito a reflexionar en cómo está tu vida, la morada del Espíritu Santo. ¿Será que has dejado almacenar malos sentimientos en tu corazón, has recogido malas amistades, malas relaciones, o has dejado a entrar a tu vida todos los desechos que nadie quiere en su vida?... Hoy te invito a darle entrada al Espíritu Santo en tu vida. Preparar su morada es lo mínimo que podemos hacer, él ha prometido estar con nosotros siempre, él está para ayudarnos, consolarnos y defendernos. El Espíritu que Dios hizo morar en nuestra vida es Santo, así que como él es santo nosotros debemos procurar ser santos.


Ora:


Padre gracias por tu maravilloso amor, gracias Señor porque no nos has dejado huérfanos, sino que nos has enviado a la persona más increíble que hay en la tierra. Te pido que hoy esa promesa se haga visible en mi vida. Hoy quiero que el Espíritu no solo me acompañe sino que repose sobre mi.


Agradece.

¿Por qué estás agradecido?


Señor gracias por enviar al consolador en tu lugar. Gracias Espíritu Santo por ser mi ayuda, mi consejero, y mi defensor.


Para leer el devocional anterior.



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