IDENTIDAD DE HIJO.

Si yo te preguntará quién eres qué me responderías? Muchas personas cuando se les pide que hablen de sí mismos se definen por las posesiones que tienen, por su cargo o trabajo, y otros ni siquiera saben quienes son. Hoy en día hay una carencia de identidad, ya sean jóvenes o adultos, muchas personas no pueden responder a esta pregunta, porque no saben quienes son. Y que pena que muchos cristianos hoy en día estén en la misma condición.

Muchos dicen Yo soy abogado, otros dicen yo soy lo que yo quiero ser, otros dicen yo soy estudiante, otros dicen yo soy hija, soy madre, padre, otros dicen, yo soy un pastor, yo soy una chica pero muy pocos se ven a sí mismos como hijos de Dios.

Si alguna vez no has podido responder a esa pregunta hoy quiero arrojarte un poco de luz a tu vida. Te quiero decir, que yo un día también me encontraba en esa situación no sabia quien yo era, por más que intentaba no reconocía que yo tenia identidad de hija. Si puedes quiero que vayas conmigo al libro de (Romanos 8:14-16.) 14. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 15. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» 16. El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

Cuando yo leo este versículo me gozo en el Señor, porque hoy podemos llamar a Dios, Padre; nadie en el Antiguo Testamento llamaba a Dios Padre, la relación que tenia el hombre con Dios era una relación distante, veían a Dios como su Dios, como su libertador, el pueblo de Israel reconocía que ellos eran pueblo escogido por Dios y lo alababan por eso, pero no fue hasta que llegó Jesús que está relación se hizo mas estrecha.

La pregunta que muchos se hacen es ¿todos somos hijos de Dios? Para responder esta pregunta primero hay que distinguir entre lo que es una creatura y lo que es un hijo. Si bien, muchos dicen ser hijos de Dios, muchos de ellos no viven como hijos de Dios, sino que adoptan su propia forma, se que esto puede ser chocante para muchos, pero la verdad es que muchos quieren los beneficios de ser hijos, pero viven lejos de los designios de Dios, y no reconocen a Dios como su padre en su día a día.

La biblia dice que todos los humanos somos creatura y hechura de Dios; Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. (Génesis 1:27) (Efesios 2:10). Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.

Ahora ¿Qué dice la biblia acerca de los hijos de Dios?

Los hijos de Dios son aquellos que lo reciben, es decir, una vez que venimos a Cristo y lo reconocemos como nuestro Señor, pasamos a ser parte de la familia de Dios. Juan 1:12. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Somos adoptados por Dios por medio de Jesús. (Efesios 1:5). Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. Esto quiere decir, que desde antes de que él hombre pecara ya Dios tenia de antemano un plan de salvación para acercarnos a él. Por eso es que vemos en (Genesis 3:21). Que una vez que pecaron El Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió. En ese momento se hizo el primer sacrificio para cubrir el pecado del hombre, este acto estaba representando el sacrificio que Jesús haría, una vez y para siempre a fin de que podamos tener acceso al Padre.

Como hijos pasamos a tener los privilegios que tiene un hijo.

Uno de los privilegios que tenemos como hijos de Dios es esa cercanía al Padre, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, (Romanos 3:23). Pero ahora sabemos que tenemos acceso a la presencia de Dios. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo... acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos10:19-22).

Como hijos podemos conocer los propósitos, las profundidades y misterios de Dios que nadie mas conoce. (Salmos 103:7). Dio a conocer su carácter a Moisés y sus obras al pueblo de Israel. Además tenemos su atención y cuidado hacia nuestras vidas. Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite. (Proverbios 3:12.). (Mateo 6: 8) … porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.

Como hijos recibimos su herencia.

Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento. (Romanos 8:17). Por su gracia él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna. (Tito 3:7).

Esta herencia es mas valiosa que cualquier herencia terrenal. Y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos. (1Pedro 1:4-5).

Como hijos pasamos a tener las responsabilidades que tiene un hijo.

Como hijos debemos seguir el ejemplo de Jesús. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. (Efesios 5:1). Somos llamados a adoptar la imagen de Jesús. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:29).

Además debemos procurar vivir como a Dios le agrada. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo» (1Pedro 1:14-16).

La biblia nos insta en el libro de Efesios a que debemos andar como hijos de luz, practicando el amor, la verdad, y dejando a tras toda práctica que es vergonzosa, es decir, que debemos vivir conforme el Espíritu y no conforme a la carne. Esto significa dejar de practicar los hábitos que practicamos cuando andábamos en el mundo.

Como hijos somos guiados no por nuestra propia sabiduría sino por el Espíritu Santo.

(Romanos 8:14). Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Podemos estar confiados porque tenemos un maestro. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. (Juan 14:26). La biblia también dice: Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad. (Juan 16:13).

Una vez sabemos las bendiciones y obligaciones de ser hijos de Dios, debemos procurar comportarnos como hijos no solo en palabras sino por medio de nuestras actitudes y acciones.

La verdad es que a muchos nos gusta pensar que somos hijos de Dios y por eso recibiremos las bendiciones y la protección de Dios, pero también es cierto que muchas veces nosotros no vivimos aquello que profesamos. Si alguna vez has estado en esta situación, te invito a hacer esta oración. Gracias por hacerme a tu imagen, hoy reconozco que tengo identidad de hija y nada puede apartarme de tu infinito amor. Perdóname porque hoy entiendo que no he andado como una hija de luz, por eso hoy decido vivir conforme a tu palabra y de la manera que te agrada. Gracias por adoptarme y acercarme a ti amén.

Efesios 1:5. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad.

Es un privilegio formar parte de la familia de Dios

Si quieres formar parte de la familia de Dios te invito a hacer esta oración: Padre, hoy quiero formar parte de tu familia, hoy reconozco que eres mi Señor y Salvador, perdona mis pecados, hoy quiero empezar a vivir como hijo no solo como creatura, inscribe mi nombre en el libro de la vida y no lo borres nunca. Te agradezco porque hoy puedo tener el privilegio de ser tu hijo.