Un corazón que guarda la palabra de Dios.
- Cindy Caraballo
- 23 mar
- 6 Min. de lectura
Un Corazón Correcto Delante de Dios
Un corazón correcto es aquel que ama la verdad, abraza la justicia y vive en el temor de Jehová. Este tipo de corazón se mantiene firme en sus principios y busca agradar a Dios en todo momento.
Como jóvenes, es difícil mantener nuestros corazones en rectitud en una sociedad que nos conduce al desenfreno y al pecado. Sin embargo, muchos jóvenes a lo largo de la historia enfrentaron grandes tentaciones y prefirieron ser avergonzados antes que pecar contra Dios.
Un ejemplo claro es José, quien resistió la tentación de pecar con la esposa de Potifar porque temía a Dios y conocía lo que era agradable ante Sus ojos (Génesis 39:7-10, RVR).
La Determinación y el Carácter de Cristo en Nosotros
Una de las claves para tener un corazón correcto es desarrollar el carácter de Cristo y ser determinados en lo que creemos y profesamos. José fue un joven justo y decidido; conocía lo que agradaba a Dios y lo que Él aborrecía.
Hoy somos privilegiados de tener la Palabra de Dios, donde encontramos Sus leyes y mandatos. La Biblia es el manual de vida para todo hijo de Dios. Así como Jehová instruyó a Josué a caminar bajo la ley dada a Moisés para ser prosperado y tener éxito en todo (Josué 1:7-8, RVR), nosotros también debemos aferrarnos a esa Palabra y obedecerla.
La Importancia de Guardar la Palabra en el Corazón
José no contaba con la Palabra de Dios en formato físico o digital, pero la guardaba en su mente y la meditaba en su corazón. Así también, Dios entregó leyes a Su pueblo no solo para que las conocieran, sino para que las pusieran en práctica. La bendición o la maldición, la victoria o la derrota, dependían de su obediencia.
No es extraño que el pueblo de Israel fuera humillado por sus enemigos cada vez que se apartaba de la ley de Dios. El salmista lo expresa claramente en Salmos 119:9-12 (RVR): ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos.
La obediencia a la Palabra nos libra del pecado y nos ayuda a mantenernos en pureza delante de Dios.
La Palabra de Dios: Consejo de un Padre Amoroso
Es interesante ver cómo Salomón, en su sabiduría, aconseja lo mismo que Dios le dijo a Su pueblo antes de entrar en la tierra prometida. La instrucción de Dios es como el consejo de un padre amoroso que desea que su hijo no repita sus errores. Por eso, Salomón insiste en Proverbios 4:20-24 en que debemos guardar Sus palabras en el corazón, tenerlas siempre a la vista y recitarlas continuamente para no olvidarlas.
Vivir en Obediencia Preserva Nuestra Vida
En Proverbios 3:1-14, encontramos consejos de vida que nos enseñan que la obediencia a Dios nos preserva y bendice. En resumen, el pasaje nos dice: Graba en tu corazón las enseñanzas y mandamientos de Dios, porque así te irá bien y vivirás mucho tiempo. Ama siempre a Dios y sé sincero con los demás, y ganarás el favor de Dios y de la gente. Confía en Dios de todo corazón y no te apoyes en tu propia sabiduría; reconoce a Dios en todo lo que hagas y Él te guiará. No te creas sabio; aléjate del mal y eso te traerá salud y fortaleza. Honra a Dios con lo que tienes y con lo que ganes, y Él bendecirá tu provisión. No rechaces la corrección de Dios ni te enojes cuando te discipline, porque Él corrige a quien ama, como un padre a su hijo. Dichoso el joven que actúa con sabiduría y saca más provecho de ella que del oro y la plata.
Guardar la Palabra de Dios y vivir en obediencia no solo nos libra del pecado, sino que nos da vida, dirección y bendición. Como hijos de Dios, estamos llamados a abrazar Sus enseñanzas, confiar en Él y vivir con la determinación de agradarle cada día. Allí encontraremos la verdadera sabiduría y la plenitud de la vida.
La Palabra de Dios: Nuestra Guía y Protección
La Palabra de Dios guía nuestros pasos, trae claridad sobre cómo debemos conducirnos y evita que tomemos decisiones que nos lleven al dolor y al arrepentimiento.
Salmos 119:105, (RVR)
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
La Palabra de Dios: Fuente de Sabiduría y Luz
La Palabra del Señor no solo transforma nuestro interior, sino que también nos guía, ilumina nuestro camino y nos llena de gozo. Es deseable, más que el oro y más dulce que la miel. Sus palabras son puras y verdaderas; dan sabiduría al que la busca con humildad y abren los ojos del entendimiento a quienes deciden vivir conforme a ella.
(Salmos19:7-9,RVR). La ley de Jehová es perfecta y tiene el poder de convertir el alma. Su testimonio es fiel y hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Dios son rectos y alegran el corazón; Sus preceptos son puros y llenan de luz y claridad a quienes los siguen. El temor de Jehová es limpio y permanece para siempre, y Sus juicios son verdaderos y justos por completo.
La palabra revela lo escondido: El Señor, es luz, y por medio de su palabra alumbra nuestro entendimiento y nos descubre las cosas que nosotros no podemos ver ni conocemos. (Daniel 2:22 RVR) Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz!
¿Cómo puedo guardar la Palabra de Dios?
Una forma práctica es escribir en un cuaderno todo lo que el Señor te va enseñando al leer la Biblia. Personalmente, me ha ayudado mucho escribir y estudiar distintas versiones bíblicas cuando no entiendo algún versículo o palabra. También es enriquecedor buscar el contexto histórico en una Biblia de estudio o en comentarios bíblicos.
Contamos con muchas herramientas para estudiar la Biblia, pero siempre debemos pedir la guía del Espíritu Santo. Él nos guía a toda verdad y nos da claridad y certeza en nuestro entendimiento, pues es el autor de las Sagradas Escrituras.
El Señor, instruye a su pueblo a tener siempre presenta la palabra de Dios en sus vidas. En Deuteronomio 6:7-9 (NTV): 7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio. 9 Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
Hoy, tenemos la bendición de escuchar la Palabra en audio, en canciones de adoración y en predicaciones. El Señor quiere que siempre tengamos Su Palabra en nuestras mentes y corazones.
Ser Hacedores de la Palabra
La Biblia nos exhorta a ser hacedores de la Palabra y no solo oidores. (Santiago1:22, RVR) dice: Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Asimismo, en (Apocalipsis 2:29 RVR) , se nos recuerda: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Debemos prestar atención y silenciar las distracciones para escuchar y entender lo que el Señor nos está diciendo. Cada palabra de Dios tiene una promesa y una parte práctica. Toda bendición está condicionada a una acción de nuestra parte.
La Fe y las Obras Caminan Juntas
La fe debe ir acompañada de obras. No podemos recibir lo que no estamos dispuestos a trabajar y sembrar. A veces pedimos promesas que no hemos hecho nada por alcanzar.
Santiago 2:21-22 (NTV) lo explica claramente:
21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?22 ¿Ya ves? Su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa.
Para tener un corazón correcto delante de Dios, debemos guardar Su Palabra y vivir conforme a ella. La obediencia nos protege, nos guía y nos permite alcanzar las promesas de Dios. Caminemos como jóvenes determinados, que abrazan la verdad y la justicia, y que temen a Jehová en todo momento.
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