top of page

Aguas profundas

No tengas miedo de ir a las profundidades.


La vida está llena de momentos en los que Dios nos desafía a ir más allá de nuestras limitaciones, a confiar en Él incluso cuando la lógica nos dice lo contrario. En Lucas 5:1-11 (NVI), encontramos la historia de cómo Jesús llamó a sus primeros discípulos, usando un milagro en las aguas profundas del mar de Galilea. Este pasaje no solo habla de pesca, sino de fe, obediencia y propósito. Hoy exploraremos su significado y lo que nos enseña sobre confiar en Dios en nuestras propias "aguas profundas".


Un Acto de Fe

La pesca en tiempos de Jesús era una actividad ardua. Los pescadores trabajaban durante la noche, lanzando redes de lino que eran menos visibles en la oscuridad. En este contexto, Simón Pedro y sus compañeros habían trabajado toda la noche sin éxito, hasta que Jesús les pidió algo que desafiaba su experiencia: “Lleva la barca hacia aguas más profundas y echen allí las redes para pescar” (Lucas 5:4, NVI).


"Lleva la barca hacia aguas más profundas y echa allí tus redes para pescar”
"Lleva la barca hacia aguas más profundas y echa allí tus redes para pescar”

El mar de Galilea, también conocido como el lago de Genesaret, era un centro de comercio y vida en la región. Sus aguas representaban no solo el sustento de muchas familias, sino también un espacio de incertidumbre y desafío. Para los discípulos, salir a aguas profundas era un acto de fe, una renuncia a su propio conocimiento para confiar en la palabra de Jesús.


Mientras leía este pasaje, el Espíritu Santo hablaba a mi corazón y me decía: "No te conformes con lo poco que sabes de Jesús". Más bien, entra en una relación más profunda con Él. No sé si las situaciones de la vida te han alejado de Dios, pero hoy tienes la oportunidad de acercarte a Él y conocerlo de una manera diferente.


"Jesús se deja encontrar cuando le buscas de todo corazón". Así como los enamorados anhelan estar a solas con su pareja, así debemos anhelar pasar tiempo con el Espíritu Santo de Dios.


En una ocasión, Felipe le dijo a Jesús que le mostrara al Padre, a lo que Jesús respondió: “¿Tanto tiempo que estoy con ustedes y no me conoces?” (Juan 14:9, NBLA).


Esta palabra me dejo con un pensamiento profundo ¿podemos pasar tiempo con alguien y no conocerlo realmente? Al igual que Felipe, muchos hemos oído de Dios y hemos tenido una vida religiosa, pero no hemos conocido verdaderamente al Dios que profesamos.


Requisitos para Conocer a Dios


No basta solo con pasar tiempo con Jesús, debemos ir más allá de la expectación y conocerle profundamente por medio de dos requisitos:


1. Tener Fe

El primer requisito para conocer a Dios es tener fe. Solo puedes obtener lo que crees.

“De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad” (Hebreos 11:6 NTV).


Para conocer a Dios es imprescindible creer que Él existe. Muchos no obtienen lo que buscan porque no creen. Solo cuando decides creer, el Señor puede abrirte su corazón y mostrarte su carácter. El pueblo de Israel caminaba bajo la mano de Dios, pero no lo conocían. Hoy, Dios nos hace una invitación a creerle en él.


2. Conocer y Amar Sus Caminos

Cuando conocemos el carácter de Dios, es difícil desconfiar de Él.


En diversas ocasiones, he dudado en mi corazón acerca de los planes de Dios para mi vida. Cuando esto ocurre, voy a Su palabra y declaro Sus promesas. Le recuerdo a mi alma quién es mi Padre y lo que ha hecho por mí, y vuelvo a recobrar la confianza.


Todo el que quiera conocer a Dios debe buscarle en intimidad, para profundizar en Su carácter, en Su parecer y en Sus acciones.


Moisés es un modelo a seguir cuando se trata de conocer a Dios. Conocer Sus caminos significa entender Sus pensamientos, cómo actúa y cómo se manifiesta en nuestra vida a través de Su palabra.


“Ahora pues, si he hallado gracia ante Tus ojos, te ruego que me hagas conocer Tus caminos para que yo te conozca y halle gracia ante Tus ojos. Considera también que esta nación es Tu pueblo.” (Éxodo 33:13, NBLA).


Los procesos revelan el carácter de Dios. David fue un hombre rechazado y muy sufrido pero sabía que podía poner su confianza en Dios. Dedico su vida a escudriñar la palabra de Dios, pues en muchas ocasiones era tentado a hacer lo malo delante de Dios. En Salmos 19:33-35 encontramos la guía para caminar conforme al corazón de Dios: obedecer Su palabra y no dejarnos seducir por las riquezas, los afanes y la perversidad.


La Obediencia en Medio de la Duda


Aunque no entiendas, obedece. Aunque estés cansado, haz un esfuerzo extra y verás una gran cosecha a tu favor.


“Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ‘Lleva la barca hacia aguas más profundas y echen allí las redes para pescar’” (Lucas 5:4, NVI).

Pedro respondió: “Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes” (Lucas 5:5, NVI). Su obediencia, a pesar de la duda, resultó en un milagro: una pesca tan abundante que las redes casi se rompían.


Solo puedes obtener lo que crees.
Solo puedes obtener lo que crees.

 Dios tiene mucho más para tu vida; solo hace falta que le creas y le obedezcas.

Cuando nos atrevemos a creer, quedamos sorprendidos por el poder de Dios.

Le conoceremos más profundamente cuando decidamos ir más allá de nuestras limitaciones.


Eres Elegido por Dios


Dios nos elige, no por nuestras habilidades, sino por Su gracia. En nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada, pero en Él podemos lograr lo extraordinario.


“Antes de que te formara en el vientre, te conocí, y antes de que nacieras, te santifiqué; te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5, RVR).

Antes de nacer, Dios ya nos conocía, nos santificó y nos dio propósito. Hemos sido marcados por una palabra.


En la historia de Pedro vemos como actuar en base a la fe y obediencia obtuvo un milagro. Este milagro no solo mostró el poder de Jesús, sino que reveló a Pedro su fragilidad ante la santidad de Cristo. Su reacción fue inmediata: “¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!” (Lucas 5:8, NVI). Jesús, en lugar de alejarse, le hizo un llamado mayor: “No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres” (Lucas 5:10, NVI).


“A los que él ya había elegido, los llamó; y a los que llamó también los aceptó; y a los que aceptó, les dio un lugar de honor” (Romanos 8:30, NTV).

Dios nos ha escogido desde antes de la fundación del mundo para pertenecer a Su familia. Nos ha llamado para expandir Su reino y mostrar Su amor a través de nuestras vidas.


El llamado de Jesús a ir a aguas profundas es una metáfora de la vida cristiana. Muchas veces, Dios nos pide que confiemos en Él más allá de lo que podemos ver o entender. Nos invita a abandonar la seguridad de la orilla y sumergirnos en la incertidumbre de Su plan.

“No tengan miedo; desde ahora serán pescadores de hombres” (Lucas 5:10, NVI).


Referencias

  • Biblia, Nueva Versión Internacional (NVI) y Nueva Traducción Viviente (NTV). Nueva Biblia las Américas (NBLA).

  • Contexto histórico basado en estudios arqueológicos y culturales de la época de Jesús.

  • Reflexiones teológicas de autores cristianos sobre la fe y la obediencia.






Comments


©2022 por Cindy Caraballo. Creada con Wix.com

bottom of page