Bendiciones, hoy me gustaría compartirte una pequeña reflexión de la palabra y se trata de la historia de Obed Edom. Te animo no solo a leer esta porción de la palabra, sino también profundizar en este capítulo.
2 Samuel 6:11. NTV. "El arca del SEÑOR permaneció en la casa de Obed-edom por tres meses, y el SEÑOR bendijo a Obed-edom y a los de su casa. Entonces le dijeron al rey David: «El SEÑOR ha bendecido a los de la casa de Obed-edom y a todo lo que tiene a causa del arca de Dios». Luego David fue y llevó el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David con gran celebración".
¿Cómo podemos mantener la presencia de Dios en nuestras vidas?
Si alguna vez, has visto una paloma o un ave similar, te darás cuenta de que al mínimo movimiento ellas se van. Así es la presencia de Dios, mientras está sobre ti hay un fluir en tu vida, un denuedo, las bendiciones de Jehová empiezan a llegar, pero si nosotros hacemos el más mínimo ruido la alejamos.
El rey Saúl en sus inicios anduvo en humildad y obediencia a Dios, pues era un simple pastor de ovejas, pero cuando Saúl decidió hacer las cosas a su manera, cuando se llenó de orgullo y desvió sus ojos a las alabanzas de las personas, Jehová lo rasgo de su reino. Al instante se fue la presencia y se posó sobre David, y Saúl terminó atormentado por un espíritu inmundo. Al leer esto solo pensamos Dios desechó a Saúl, pero yo puedo entender que toda persona sea profeta, sea rey, sacerdote, cualquier persona que no tenga al Espíritu de Dios morando en su vida, tiene un espíritu inmundo dentro de sí.
Entonces, esto me hace pensar en evangelistas, en adoradores tanto famosos como anónimos que piensan tener algo que no tienen. Y que muchas veces, ni cuenta se dieron de que están vacíos de Dios. Y exigen honra y respeto cuando ya Dios hace mucho que se apartó de ellos. Es por esta razón que como hijos de Dios, debemos cuidar seriamente la presencia de Dios en nuestras vidas.
Obed Edom era un levita, y portero del tabernáculo, su trabajo era velar y proteger. Un día sin esperarlo, la presencia del Señor llegó a su casa. Obed Edom fue elegido por Dios para habitar en su casa. ¡Tú eres elegible para que la presencia de Dios more en ti! Pero muchos de nosotros no valoramos el regalo de su presencia y hacemos tanto ruido cometiendo pecados, andando bajo nuestra propia prudencia que Dios no puede habitar en nosotros. Y terminamos llenos de demonios, llenos de angustia y aflicción. Obed Edom con todos sus desperfectos supo cuidar el arca, pero no solo de manera física, vigilar a que nadie se la robe, sino que era un asunto espiritual.
Y si has leído bien lo que he dicho anteriormente, la presencia del Señor puede ser robada, en una ocasión los enemigos de Israel se llevaron el arca pensando que obtendrían un tesoro y obtuvieron muerte y destrucción, es decir, que para tener bendición en tu vida debes andar rectamente, si tu vida está descuidada la presencia traerá muerte y destrucción a tu vida. Además la presencia en tu vida puede ser robada por el enemigo cuando nosotros nos descuidamos y no andamos bajo la dirección de nuestro Señor.
Espero que hoy entiendas que no hay nada mejor que mantener la presencia en tu vida pero debemos tener en cuenta como está nuestra vida delante de la presencia del Señor. Obed Edom, se santificó cada día por tres meses, y santifico a su familia, ya no había quien ocasionara pleitos y quien ocasionara ruido, porque ellos entendieron que Dios estaba en su casa y no querían hacer nada que pudiera hacerlo ir.
Y sí, eso fue en lo físico que dedicaron tiempo a la presencia, que meditaban en su palabra, que se levantaban cantando alabanzas imagínate, lo que pasó en sus vidas espirituales hubo crecimiento, bendición, aceleramiento.
Es que cuando la presencia de Dios llega a un lugar nada es igual, lo torcido se endereza, lo que estaba sucio es limpio, lo que estaba roto se restaura y hoy te animo a llevar la presencia de Dios a tu casa, si estás pasando por una temporada difícil donde solo reina el caos y las disensiones, es tiempo de llevar la presencia de Dios a tu casa para que todo sea restaurado.
¡Recuerda, pon a Dios en primer lugar, y tu casa será bendecida!
¡Dios te bendiga, nos vemos en otra porción de Sabiduría!
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